El 10 de septiembre de cada año tiene lugar el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha con la que se busca crear conciencia en el ámbito global de que el suicidio es prevenible.
El lema de este año es “Cambiar la narrativa“, que refleja la necesidad de reemplazar la narrativa estigmatizante sobre el suicidio.
Las razones que pueden llevar a una persona a atentar contra su vida son diversas. Entre las principales la doctora Angie Reynoso, médico psiquiatra de @mentalmenterd, cita problemas de pareja, enfermedades de salud mental, situaciones de salud física y problemas económicos.
Si bien es cierto que un alto porcentaje de la población que comete un suicidio padece depresión, la profesional aclara que no siempre es el caso. Hay otras patologías que constituyen factores de riesgo, como los trastornos ansiosos, la esquizofrenia y los trastornos por consumo de sustancias. También están quienes no padecen ninguna enfermedad mental y se suicidan de forma impulsiva por un arrebato.
“Independientemente de la presencia de una enfermedad mental, para que se presenten los pensamientos suicidas debe ocurrir la interacción de los siguientes factores: un sufrimiento intenso, una carencia de recursos psicológicos para hacerle frente y una desesperanza profunda ante el futuro acompañada de la percepción de la muerte como única salida”, explica Reynoso.
A propósito de la fecha, conversamos con la psiquiatra para conocer las señales de alerta del suicidio, qué hacer si las identificamos y dónde buscar ayuda en el país.
El suicidio sigue siendo un tema tabú. ¿Por qué?
Sí, es lamentable, pues esto contribuye al estigma social y a que la falta de conciencia siga siendo una barrera importante para buscar ayuda, lo que pone de relieve la necesidad de alfabetización en salud mental y campañas para derribar este estigma.
El suicidio continúa siendo un tema tabú debido a que históricamente hablar sobre la muerte siempre ha sido un tema prohibido, y al ser el suicidio un tipo de muerte producida por uno mismo con la intención precisa de poner fin a la propia vida, conversar del mismo siempre tendrá muchas aristas.
También es importante saber que todos aquellos que están alrededor de una persona que comete un suicidio son supervivientes y quedan marcados de forma negativa emocionalmente, debido a que se sienten culpables de no haber podido evitar ese desenlace fatal. Comúnmente, los actos suicidas se consideran vergonzosos o actos de debilidad.
“El suicidio continúa siendo un tema tabú debido a que históricamente hablar sobre la muerte siempre ha sido un tema prohibido”.-Angie Reynoso, Psiquiatra“.
¿Cuáles son los mitos sobre el suicidio que más se repiten?
Debido a que no se realiza la debida concientización a la población general existen diversos mitos, entre los más comunes tenemos:
• Quienes hablan de suicidio no tienen la intención de cometerlo, es por llamar la atención. La realidad es que estas personas pueden estar pidiendo así ayuda o apoyo. Un número importante de personas que tienen ideación suicida presentan ansiedad, depresión, trastorno psicótico, entre otros.
• La mayoría de los suicidios suceden repentinamente, por impulsividad, sin advertencia previa. Gran parte de los casos han ido precedidos de signos de advertencia verbal o conductual. Desde luego, algunos suicidios se cometen sin advertencia previa, de forma impulsiva. Ejemplo de esto es cuando se realiza el acto bajo los efectos de alguna sustancia. Pero es importante conocer los signos de advertencia y tenerlos presente.
• El suicida está decidido a morir, no hay nada que hacer. Es ambivalente, porque desea morir si su vida continua de la misma manera. Sin embargo, desea vivir si se produjeran pequeños cambios en ella. El acceso al apoyo emocional en el momento propicio puede prevenir el suicidio.
• Los medios de comunicación no pueden contribuir a la prevención del suicidio. Los medios de comunicación pueden convertirse en un valioso aliado en la prevención, debido a que son consumidos en masa por la población, realizando campañas para la concientización sobre este tema.
• Quien se haya querido suicidar, siempre lo volverá a intentar. El mayor riesgo de suicidio suele ser de corto plazo y específico según la situación. Aunque los pensamientos suicidas pueden regresar, no son permanentes, y quien haya tenido pensamientos e intentos suicidas puede llevar después una larga vida.
• Solo las personas con trastornos mentales son suicidas. Muchas personas que viven con trastornos mentales no son afectadas por pensamientos suicidas y no todas las personas que se quitan la vida tienen un trastorno mental.
• Hablar sobre el suicidio es estimular la idea. Dado el estigma generalizado alrededor de este tema, la mayoría de las personas que contemplan atentar contra su vida no saben con quién hablar. En lugar de fomentar el comportamiento suicida, hablar abiertamente puede dar a una persona otras opciones o tiempo para reflexionar sobre su decisión, previniendo así el suicidio.
El que intenta el suicidio es un cobarde. No son cobardes, sino personas que sufren.
¿Existe un perfil de suicida?
No, en la actualidad no existe un perfil en el cual podamos encasillar a todos o a la mayoría de las personas que cometen suicidio, pero sí existen ciertos factores de riesgo que hacen más proclive a que una persona pueda ejecutar este acto, entre estos tenemos:
• Una pérdida reciente o seria.
• Un trastorno psiquiátrico, particularmente un trastorno depresivo.
• Intento de suicidio anterior.
• Historial familiar de suicidio.
• Falta de apoyo social.
Además, existen ciertas señales de alarma que nos pueden hacer pensar en una conducta suicida, por lo cual resulta de vital importancia poder conocerlos para así poder estar atentos a estos indicadores:
• Hablar acerca del suicidio, o expresar frases como “desearía no haber nacido”, “quisiera estar muerto”.
• Intentar obtener medios para hacer efectivo el suicidio, tales como pastillas, armas de fuego, entre otros.
• Retraimiento extremo.
• Cambios de humor.
• Preocupación por la muerte.
• Sentir impotencia y desesperanza ante una situación.
• Abuso de alcohol y drogas.
• Cambios en la rutina normal.
• Hacer cosas destructivas e imprudentes.
• Despedirse de las personas como si fuera definitivo.
Al identificar esas conductas en una persona, ¿qué podemos hacer?
Identificar conductas suicidas en un familiar, amigo o hasta en uno mismo, es una situación grave, que requiere de una intervención cuidadosa y adecuada. Lo primordial es mostrar empatía ante la situación, conversar en una actitud afectiva y de escucha activa y sugerir que se busque ayuda de un profesional de la salud mental.
Es importante, además, informar a los familiares para que la persona con ideación suicida esté bajo supervisión constante, restringido de aquellos medios o métodos que pudiera utilizar para atentar con su vida. Se debe psicoeducar a la persona de su situación y brindarle herramientas para enfrentar los pensamientos suicidas.
Pese a lo que se cree, preguntar abiertamente no aumenta el riesgo de suicidio y puede abrir una puerta para que la persona se exprese sobre sus sentimientos. Sin embargo, cuestionar el motivo se debe hacer sin juzgar ni invalidar, ya que la situación, por mínima que nos parezca, es importante para la persona.
Se debe evitar también que la persona consuma alcohol o algún tipo de droga, porque puede suceder que cuando se encuentra ambivalente utiliza las sustancias como una forma de empuje para realizar el acto suicida.
¿Dónde buscar ayuda en el país?
En nuestro país contamos con centros privados de salud mental donde se ofrecen consultas psicológicas y psiquiátricas a bajo costo. Además, contamos con ayudas psicológicas gratuitas ofrecidas desde el departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública que tiene a la disposición la línea de información sobre la depresión en el 809-544-4223 y el centro de contacto Cuida tu Salud Mental en el 809-200-1400.
También tenemos unidades de intervención en crisis distribuidas en la mayor parte de los hospitales en el territorio nacional para dar respuestas a estos pacientes.
Es de vital importancia que, ante la presencia de ideación suicida, sepamos las opciones preventivas con las que contamos y que pueden evitar desenlaces catastróficos.