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Durante medio siglo, millones de fans alrededor del mundo han creído que Hello Kitty era una adorable gata. Con sus distintivas orejas, bigotes y rostro felino, no había motivo para pensar lo contrario. Sin embargo, los propietarios de este icónico personaje han salido a desmentir esta creencia arraigada. En una entrevista con una cadena estadounidense, una directiva de la compañía dijo: “Hello Kitty no es una gata, en realidad es una niña”.

Esta revelación ha dejado atónitos a muchos, quienes nunca imaginaron que detrás de la apariencia felina de Hello Kitty se escondía una niña nacida y criada en los suburbios de Londres. Al parecer, los fans entendieron mal las señales, que tenga aspecto de gato y se llame Kitty, gatita en inglés, no significaba que fuera una gata.

La confusión sobre la verdadera identidad de Hello Kitty ha dado lugar a diversas teorías a lo largo de los años, incluidas algunas tan extravagantes como la de ser un símbolo demoniaco. A pesar de esta revelación, lo que no cambia es el éxito financiero del personaje. Según Forbes, Hello Kitty es la segunda franquicia más valiosa del planeta, solo por detrás de Pokémon, generando alrededor de 3.500 millones de euros en 2022.

Este fenómeno global, diseñado por Yuko Shimizu, se caracteriza por su trazo sencillo y la falda de una boca, permitiendo que Hello Kitty refleje la emoción que desee quien la mire. Ahora, con su reciente expansión en el mercado indio, la popularidad y las ganancias de Hello Kitty continúan en ascenso, reafirmando su estatus como un ícono cultural y comercial a nivel mundial.

Origen de Hello Kitty

Shintaro Tsuji fundó Yamanashi Silk en 1960. Al principio su idea era vender productos hechos a base de seda, pero pronto viró hacia el plástico, más precisamente a fabricar sandalias. Para diferenciarse del resto de los locales, Tsuji empezó a incluir diseños en sus creaciones. Esto cambió por completo su negocio.

El emprendedor notó que los productos adornados se vendían mucho más rápido que aquellos sin dibujos. Entonces decidió apostar al desarrollo que personajes propios que apelaran al concepto de “kawaii“, que hace referencia a algo que resulta adorable. Primero fueron flores, después frutas y poco después Tsuji contrató a un equipo de artistas para incrementar la cantidad de personajes tiernos y así producir en masa.

Las sandalias dejaron de ser protagonistas para cederle su lugar a todo tipo de objeto para regalar. Además, la compañía renació bajo el nombre Sanrio y abrió su propia tienda en Tokio en 1973. Un año después debutó su personaje más icónico.