Divido las deudas en no productivas, productivas y superproductivas. Las primeras destruyen la posibilidad de crear patrimonio; las otras lo crean.
Dentro de las no productivas hay algunas de especial cuidado. Te las plantearé aquí para que tengas la situación clara si deseas no comprometer tus ingresos futuros. Y hasta podría evitarte grandes dolores de cabeza. Alerta, pues, con los préstamos para:
• Vacaciones: de pequeño escuché reiteradamente que debemos arroparnos hasta donde la sábana alcance. El problema es que llegaron los préstamos fáciles y la sábana de esta noche se puso muy grande. Solo que es a costa de dormir desarropados en el futuro. Planifiquemos las vacaciones adecuadas a lo que tenemos ahorrado para vivirlas, nada de deudas para lograrlas. Tampoco sacarlo del ahorro que es para otro destino.
• Teléfono inteligente: veo cada vez con más frecuencia que personas se endeudan para adquirir un amigo de estos. Algunos piensan que lo compran sin tomar préstamo, pero se comprometen con cuotas de un plan que está muy por encima de sus necesidades. O tienen otras deudas que deberían amortizar y comprar un teléfono de menos prestaciones… o popularidad.
• Mascota: el costo de algunos compañeros domésticos es considerable. Hay personas que terminan asumiendo gastos mensuales que no pueden hacerles frente. ¿No puede pagar la tarjeta de crédito por completo? Pues no tiene cómo mantener un animalito en casa.
• Invertir: o especular. No confundamos negocio con inversión. Para los negocios ya es diferente. En cuestión de inversiones hay una máxima: “Nunca expongas un dinero que no estás dispuesto a perder”. Claro está que el dinero prestado no está en esa categoría.
• Casarte: bodas que se pagan con préstamos suelen ser el inicio de una relación con problemas financieros. Para que los demás digan o dejen de decir no es necesario endeudarse. Ni para la boda de alguna hija o hijo. Si no hay suficiente patrimonio para ese gusto, la boda tiene que ser de menor cuantía.