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A veces, los momentos que parecen insignificantes terminan marcando el rumbo de nuestras vidas. Así le sucedió a Samuel García, un joven italodominicano de 14 años que nunca imaginó que un simple accidente con su computadora lo llevaría a descubrir su verdadera vocación.

A principios de 2022, Samuel era un apasionado de la informática. Le encantaba programar, crear videojuegos y explorar el mundo de la robótica. Pero un día, por un descuido, derramó leche de chocolate sobre su computadora, lo que parecía un desastre tecnológico pronto lo llevó a descubrir su verdadera pasión. Su madre, frustrada, le quitó el acceso a la tecnología, obligándolo a buscar otras formas de entretenerse. Sin darse cuenta, su destino acababa de cambiar.

Fue en ese momento cuando sus dedos empezaron a recorrer, casi por casualidad, las teclas de un piano. Al principio, solo era un juego, una distracción pasajera. Pero con el tiempo, las melodías empezaron a fluir con naturalidad. Fue entonces cuando conoció a Gianni Bérgamo, un prestigioso director de orquesta que, al ver su talento innato, decidió ofrecerle lecciones privadas.

Aquel encuentro no solo le abrió las puertas a un nuevo mundo, sino que encendió en él una pasión que jamás había sentido antes. La música dejó de ser solo un pasatiempo y se convirtió en su razón de ser. Samuel encontró en el piano un lenguaje propio, una manera de expresar lo que con palabras no podía, cada nota que tocaba le permitía viajar a un mundo donde todo tenía sentido.

Samuel sabía que para alcanzar su máximo potencial debía dejar su hogar y aventurarse en un camino lleno de incertidumbre. Estudiar fuera del país ha sido un desafío, pero también una oportunidad invaluable.

“Aunque al principio fue difícil, ahora sé que fue la mejor decisión. Esta experiencia me ha permitido crecer no solo como músico, sino como persona”, afirma con madurez.

Para él, Italia representa más que un lugar de estudios, es el sitio donde ha podido dedicarse completamente a su pasión, rodeado de un ambiente musical que lo inspira cada día.

La posibilidad de aprender de los mejores y sumergirse en la cultura musical europea le ha permitido avanzar de una manera que jamás imaginó.

“Me ha permitido tomar sus estudios más en serio y profundizar mis conocimientos de la música, en el piano, en la teoría musical y el análisis musical. Esto ha sido esencial para mi desarrollo artístico y personal”, exteriorizó.

Dejarlo todo por un sueño

Un día, después de una lección especialmente inspiradora, su maestro le dijo algo que resonaría en su mente durante mucho tiempo: “Si realmente quieres dedicarte a la música, debes venir a Europa“.

En su corazón, Samuel sabía que, si quería crecer como músico, tenía que dar un salto de fe.

Con el apoyo de su familia, tomó la decisión más difícil de su vida: dejar su hogar en la República Dominicana y mudarse a Italia.

El cambio no fue fácil. Llegar a un país nuevo, sin conocer bien el idioma y sin amigos, fue un reto emocional enorme. En la escuela, sus compañeros no lo aceptaban y se sentía como un extranjero en todos los sentidos. Enfrentó la soledad con lo único que tenía: su música. Pasaba horas en el piano, canalizando sus emociones y encontrando en las notas una forma de expresar todo lo que no podía decir con palabras.

“Esta ha sido una experiencia muy linda hasta ahora, aunque al inicio fue muy, pero muy difícil, porque tuve que dejar mi casa, mis padres, mi hermana, mis amigos. Pero, ahora lo he aceptado y he aceptado también que mi futuro empieza aquí”, manifestó.

Un momento inolvidable en Suiza

Poco a poco, su esfuerzo empezó a dar frutos. Uno de los momentos más importantes de su corta pero intensa carrera llegó cuando fue invitado a tocar en la Petite Messe Solennelle a Lugano, Suiza. Al principio, no comprendía la magnitud del evento, pero el día del concierto todo cobró sentido. “Me sentí emocionado, ansioso y feliz de estar allí. Fue un honor compartir mi pasión con el público”, recuerda.

Sin embargo, el destino le tenía preparada otra prueba. La mañana del concierto, le informaron que tenía que interpretar una pieza diferente a la ensayada (Fantaisie-Impromptu de Fréderic Chopín). Sin margen para el error, pasó casi siete horas preparándose antes de salir al escenario. Fue un desafío enorme, pero lo superó con la misma determinación que lo ha llevado hasta aquí.

Samuel, en sus propias palabras

A pesar de los sacrificios, Samuel no se considera alguien especial. “Soy un chico normal, como cualquier otro, solo que encontré mi pasión en la música“, dice con humildad. Para él, la música no es solo un arte, sino una forma de vida, de inspirar y motivar a los demás a luchar por sus sueños.

Hoy, a sus 14 años, Samuel entiende mejor que nunca el valor de la perseverancia. “Lo importante es no olvidar por qué empezaste. La pasión es lo que te impulsa a seguir adelante”, dice con la seguridad de alguien que ha aprendido a transformar las dificultades en oportunidades.

A pesar de los desafíos, sigue tocando, aprendiendo y soñando con un futuro en la música.