Hace más de 50 años, un entonces muchacho de nombre Fernando Antonio Cruz salió de Puerto Plata a la capital con el sueño de ser artista. Acompañado de su madre, la cantante Anan Cepeda y su hermano Richie, establecidos en Villa Consuelo, Bonny Cepeda aprendió música y con solo 18 años ya había creado una orquesta.
Poco tiempo después el denominado “Maestro joven” se convirtió en cantante, compositor, músico y arreglista, logrando el hito de ser el primer merenguero dominicano en ser nominado a los Grammy Awards en la década de los 80.
Los merengues compuestos para otros artistas y los interpretados por él en su orquesta y por su hermano Richie consiguieron los primeros lugares en los Estados Unidos, Europa, Colombia, Puerto Rico, Panamá, Curazao y Venezuela, entre otros lares.
Pero una de las plazas latinoamericanas en las que la música de Cepeda ha trascendido generaciones ha sido Venezuela.
En la tierra del libertador Simón Bolívar el artista, con su orquesta, y siempre acompañado de su piano, popularizó “Una fotografía” y “Asesina” en programas estelares como “De Gala”, en Caracas y posteriormente en el prestigioso Sábado Sensacional.
En diversas entrevistas a lo largo de su carrera, que comenzó a inicios de los 70, ha expresado el gran cariño y respeto que siente por el país suramericano por ser una de las naciones que acogió su música con mucho fervor y en la que ha tenido una gran conexión con el público.
Además, Venezuela ha sido un escenario donde el merengue y otros géneros de la música tropical han tenido una importante aceptación.
Sin embargo, en la última década Cepeda ha estado en el ojo del huracán, pasando del amor al conflicto por la situación política que vive Venezuela.
El hecho de que haya declarado abiertamente su apoyo al Chavismo y al presidente Nicolás Maduro le ha ganado muchos detractores y que se haya visto envuelto en varias controversias.