Kelly Jhoana Suárez Moya, una exreina de belleza y modelo colombiana, fue condenada a 19 años y 8 meses de prisión por su participación en una red de explotación sexual de menores. Su caso volvió a tomar notoriedad, luego de ser reproducido en la película “Sound of Freedom” (“Sonido de libertad”).
La exmodelo, quien se coronó en el certamen Popular de Independencia en Cartagena a los 18 años, lideraba una organización que engañaba a niños, niñas y adolescentes con falsas promesas de oportunidades en el mundo del modelaje.
Su agencia de modelaje, Stage Models Caribe, operaba como fachada para atraer a jóvenes vulnerables que aspiraban a tener éxito en la industria de la moda. Sin embargo, detrás de esta agencia se escondía una red de explotación que funcionaba tanto en Colombia como en el extranjero.
El caso se remonta a octubre de 2014, cuando una denuncia llevó a las autoridades a una cabaña en la isla de Barú, donde fueron encontrados más de 50 menores de edad, entre los 11 y 14 años, en compañía de varios extranjeros mayores de edad. Suárez fue capturada junto a tres hombres, acusados de llevar a estos jóvenes bajo engaños y forzarlos a prestar servicios sexuales.
A pesar de haber sido liberada en 2016, tras pasar dos años en prisión, un juez retomó el juicio en su contra, y el 5 de septiembre de 2024, Suárez fue hallada culpable del delito de proxenetismo con menor de 14 años.
Durante el juicio, las víctimas describieron cómo fueron engañadas y sometidas a vejámenes, mientras que pruebas como mensajes, registros financieros y grabaciones confirmaron la implicación de la exreina en la operación criminal.
El veredicto marca el fin de un proceso judicial que estremeció a la sociedad colombiana, especialmente en la Costa Caribe. Este fallo ha sido celebrado por organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres y la infancia, al considerarse un avance en la lucha contra la trata de personas y la explotación sexual en el país.
El caso de Kelly Jhoana Suárez destaca la importancia de seguir combatiendo redes criminales que operan bajo la fachada de industrias legítimas como el modelaje.