2024 es un año bisiesto; una particularidad que sucede cada cuatro años y que surge como principal método para corregir los desajustes periódicos que se producen en el calendario. En este sentido, cada año, dato enmarcado en los almanaques que se utilizan de forma común, suele tener 365 días y 5 horas, 48 minutos y 46 segundos de más que no se contabilizan, lo que hace que cada cuatro períodos anuales se sume un nuevo día: El llamativo y especial 29 de febrero.
Así lo definen muchos expertos, los mismos que afirman que aunque esas centésimas no parezcan mucho, ignorarlas provocaría que, con el paso de los años, los cambios en las cuatro estaciones no coincidirían en los mismos meses. Para lograr sincronizar los relojes solares y los cronológicos, se plantea esta alternativa que se inició en la Antigua Roma con el establecimiento del calendario juliano, considerando año bisiesto aquel divisible entre cuatro.
Es más, la propia expresión ‘año bisiesto‘ deriva del latín ‘bis sextus dies ante calendas martii‘ (sexto día antes del mes de marzo), aquel término que se aplicaba en la época de Julio César y que marcaba referencia a un día extra intercalado entre el 23 y el 24 de febrero. Sería el papa Gregorio XIII quién afinaría el calendario juliano y daría lugar, tiempo después, al gregoriano, pasando el día añadido a ser el último de febrero. Esta curiosa forma de contabilizar el tiempo (que se usa en Occidente y es la más extendida en todo el mundo desde el siglo XX), presenta un complejo y acentuado sistema de actuación.
En él, un año bisiesto se conforma cuando sus dos últimas cifras son divisibles por cuatro (como 2012 o 2024, donde 12 y 24 tienen división exacta entre cuatro), exceptuando los múltiplos de 100 (1700, 1800 o 1900) que a su vez no sean divisibles entre 400 (1600, 2000 o 2400), que entonces sí serían bisiestos. Este sistema produce una duración anual media de 365,2425 días y hace que se igualen los días fraccionarios del año solar y del calendario gregoriano.
Pero lo más curioso de todo esto es observar las diferentes formas de celebrar este día “especial” en los diferentes países del mundo. Desde comidas típicas preparadas para la fecha hasta regalos y detalles que se ofrecen a los seres más queridos durante el 29 de febrero. El año bisiesto esconde algo más que un simple día añadido en el calendario y unos cuantos cumpleaños, aquellos que celebran su aniversario en el resto de años en el 28 de febrero o el 1 de marzo.
Las curiosas costumbres celebradas en el año bisiesto alrededor del mundo
El día bisiesto es la excusa perfecta para conmemorar un hábito algo “especial” cada cuatro años. Durante las veinticuatro horas del 29 de febrero, mucha gente de todos los rincones del mundo proponen diferentes fiestas o tradiciones para compartir con el prójimo y disfrutar de una fecha que no se repetirá hasta dentro de 1460 días.
Por ejemplo, durante muchos siglos, las gran mayoría de las mujeres de la Europa Occidental proponían matrimonio a un hombre celebrando el Día del Soltero en el año bisiesto; así conocían si su futuro correspondido estaba casado o pretendido o, por el contrario, completamente disponible para ellas. Si bien esta tradición surgió en Irlanda en torno al siglo V de la mano de la monja Santa Brigid, la propia reina Margarita I de Escocia aprobó una ley que obligaba a pagar una multa o a conceder un regalo a aquellos hombres que se negaban a coger la mano de una mujer que le proponía matrimonio.
Esta celebración ha ido mutando y expandiéndose a lo largo del tiempo: en unos países ha ido perdiendo raíces mientras que en otros, como en los lugares nórdicos, las han ido arraigando. Ejemplos son Finlandia, Islandia o Dinamarca, donde, cada año bisiesto, las mujeres piden a los hombres que se casen con ellas.
Por otro lado, en algunos países asiáticos, como Taiwán, existe la creencia de que fallecen más ancianos durante un año bisiesto que durante cualquier otro año. Por ello, una de las costumbres de este pequeño estado insular al este de China es preparar contundentes platos de fideos con patas de cerdo para los padres de familia, un acto especial que simboliza una mejora considerable en su salud.
Volviendo a Europa, en países como Francia, Luxemburgo o Bélgica es típico disfrutar de una sátira especial que se publica sólo los 29 de febrero. Bajo el nombre La Bougie du Sapeur, un periódico que arrancó en 1980 y que hace referencia a un personaje de dibujos, Sapper Camembert, un sinfín de bromas, juegos de palabras y demás entrevistas y comentarios sobre los sucesos de los últimos cuatro años se ponen a disposición de los clientes. En 2020, por ejemplo, este diario distribuyó unos dos millones de ejemplares.
Sin embargo, si hay dos países que destacan por sus tradicionales celebraciones en año bisiesto son Estados Unidos e Inglaterra. En el primero de ellos se encuentra el pueblo de Anthony (en Texas), conocido como la Capital Mundial del Año Bisiesto. Este acoge un festival que se celebra cada cuatro años y en el que la música en directo es la protagonista durante varios días (entre el 25 y el 29 de febrero). Además, los leaplings, aquellos nacidos en el día 29, pueden reservar su asiento en una cena especial por su cumpleaños.
Por último, en el caso del país británico, el día bisiesto ha evolucionado hasta convertirse en una celebración de San Oswaldo, un santo que revolucionó la Iglesia anglosajona y que predicaba la fe cristiana por la región de Northumbria. Para conmemorar su vida (y en este caso su muerte: el 29 de febrero del año 992), los ingleses preparan largos y cargados banquetes en lugares como la Cátedra de San Pedro. Los católicos, además, celebran y organizan bailes tradicionales y recaudan fondos paras sus iglesias durante ese día.